Alerta por impactos en la salud neonatal en el sureste por la quema de gas fósil

Estudio señala que la exposición prolongada a la combustión continua de gas en instalaciones petroleras se relaciona directamente con un incremento de malformaciones congénitas.
Por Itzel Chan
Mérida, Yucatán, 28 de mayo de 2025.-En el corazón energético del sureste mexicano —una región donde la industria petrolera se ha establecido desde hace varias décadas—, la quema de gas fósil en mecheros está dejando una huella invisible pero alarmante: bebés que nacen con bajo peso, partos prematuros y malformaciones congénitas. Así lo advierte un estudio reciente presentado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) y la organización CartoCrítica.
Representantes de estas organizaciones presentaron los resultados del estudio “Impactos a la salud neonatal asociados con la quema y venteo de gas en el Sureste de México”.
Este estudio señala que la exposición prolongada al llamado flaring —la combustión continua de gas en instalaciones petroleras— se relaciona directamente con un incremento de hasta 87% en el riesgo de anomalías cromosómicas en recién nacidos, además de un aumento de 84% en otras malformaciones congénitas.
La investigación, realizada por Manuel Llano Vázquez Prada, Carla Flores Lot y José Rafael Flores Hernández, se centró en la provincia petrolera conocida como Cuencas del Sureste —que abarca zonas de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Campeche—, donde se quema más del 80% del gas fósil del país.
Entre los hallazgos más preocupantes también destacan incrementos significativos en partos prematuros (hasta 29% por encima del promedio), así como recién nacidos con peso, talla y puntaje APGAR por debajo de los estándares de salud. Estas conclusiones se mantuvieron incluso después de considerar variables como la atención prenatal, educación materna, número de embarazos, autoadscripción indígena y altitud de las comunidades.
“Las niñas y niños que nacen en zonas con alta quema de gas tienen más probabilidades de presentar complicaciones desde el nacimiento. Esto no es una suposición: son datos”, afirmó Manuel Llano, integrante de CartoCrítica. “La quema de gas enferma desde antes de nacer y quienes viven cerca de los mecheros no pueden seguir siendo tratados como zonas de sacrificio”.
Carla Flores, también de CartoCrítica, explicó que los mecheros emiten compuestos altamente tóxicos como benceno, hollín, óxidos de azufre y metano, todos asociados a enfermedades respiratorias, cardiovasculares, cáncer y malformaciones. “Además, esta práctica está relacionada con la lluvia ácida, que daña cultivos y cuerpos de agua, afectando la salud y los medios de vida de las comunidades”, advirtió.
La investigadora mencionó que actualmente la quema de gas es inadecuada, desmedida y sin control, tanto en tierra como en mar y además, se realiza cerca de regiones muy pobladas, afectando la salud y medio ambiente.
“Los habitantes de estas zonas presentan malestares como dolor de cabeza, tos, problemas respiratorios, ojos irritados y picores en la piel. En casos más agudos, presentan asma, bronquitis y cáncer”, señaló.
Lamentablemente la quema de gas es una práctica común en México, ya que en 2023 ocupó el noveno lugar como el país con mayor gas liberado, con 194 mil millones de pies cúbicos.
El caso de Tabasco fue abordado por Juan Manuel Orozco, de la organización Conexiones Climáticas, quien alertó que en municipios como Paraíso, donde opera la refinería construida durante el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, es común que los partos ocurran a los siete u ocho meses de gestación y que se hayan detectado alteraciones genéticas en la niñez.
“Es escalofriante que en Paraíso existan dos escuelas colindando con la refinería. Las niñas y niños ya están enfermando, y urge reubicarlas”, mencionó.
Tan sólo en tres complejos procesadores de gas ubicados en Tabasco: cactus, Nuevo Pemex y Ciudad Pemex, se maneja el total del 40% del gas que tiene Pemex en todo el país.
“Lo que hemos encontrado es gravísimo. En Paraíso han tenido mala calidad del aire. Cuando los niños están en las escuelas es cuando la calidad del aire está peor. Esto afecta la posibilidad de hacer una vida digna de las personas”, añadió.
Para Anaid Velasco, gerente de investigación y política pública del CEMDA, el panorama exige una respuesta decidida del Estado. “Es momento de pasar de la narrativa a las acciones concretas para reducir emisiones de metano. No podemos seguir sacrificando a las comunidades más vulnerables en nombre de un desarrollo mal entendido”, subrayó. “La justicia climática requiere proteger la salud materno-infantil desde un enfoque interseccional”.
El estudio concluye con un llamado urgente: México debe romper su dependencia de los combustibles fósiles y garantizar que instituciones como la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) supervisen y hagan cumplir la regulación existente.
“La quema de gas enferma desde antes del nacimiento, quienes viven cerca de los mecheros no pueden seguir siendo tratados como zonas de sacrificio, necesitamos la acción urgente del Estado para proteger la salud y los derechos de estas comunidades”, comentó Manuel Llano.