Mérida necesita un transporte público con perspectiva de género

Durante la charla “Mujeres y Transporte”, investigadores revelaron que el 56% de los usuarios del sistema en Mérida son mujeres, pero éste no contempla sus necesidades de seguridad, tiempo, accesibilidad ni economía.
Por Itzel Chan
Mérida, Yucatán, 6 de agosto de 2025.- En Mérida, las mujeres son mayoría entre quienes usan el transporte público. Sin embargo, el sistema actual no responde a sus necesidades de seguridad, tiempo, accesibilidad ni economía. Así lo evidencian investigaciones recientes presentadas durante la charla “Mujeres y Transporte”, en la que participaron la cofundadora de Jade Sociales, Raquel Aguilera Troncoso, y el maestro Miguel Ángel Manzanero Chan, doctorante en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Raquel Aguilera compartió los resultados de un padrón voluntario realizado en 2021, en el que se registraron más de 48 mil mujeres trabajadoras del hogar. De una muestra de 372 entrevistadas, el 93% vive en Mérida, aunque un 7% se desplaza desde municipios cercanos. Este dato ya implica condiciones más complejas de movilidad.
El 61% de estas trabajadoras usa al menos dos transportes distintos para llegar a su lugar de trabajo, lo que les representa un gasto promedio de 43 pesos diarios sólo en traslados.
Algunas deben tomar hasta seis transportes. En casos donde el transporte público falla, la única alternativa son los taxis de plataforma, cuyo costo puede oscilar entre 100 y 180 pesos por viaje. Esto, en una ciudad donde muchas usuarias ganan un salario mínimo o menos.
El maestro Miguel Ángel Manzanero Chan, quien ha estudiado entre 2022 y 2024 el sistema de transporte en Mérida, advierte que la mayoría de sus usuarias son mujeres (56%) y que más del 80% realiza actividades productivas como trabajo remunerado, estudios o cuidados familiares.
En promedio, el 55% de las mujeres encuestadas invierte entre una y dos horas diarias en transporte, y otro 44% entre tres y cuatro horas. Esto implica una pérdida de tiempo valioso que podría ser dedicado a descanso, autocuidado o convivencia familiar.
“Es mucho el tiempo que pasan en el transporte y podrían pasar las personas en otras actividades”, refirió el especialista.
Además, uno de los factores más importantes que desincentivan el uso del transporte público entre las mujeres es la inseguridad: miedo al acoso, falta de aceras adecuadas para llegar a las paradas, y ausencia de infraestructura para bicicleta. Aunque algunos vehículos del sistema Va y Ven cuentan con condiciones inclusivas, la infraestructura urbana como banquetas rotas o inexistentes no permite un acceso digno ni seguro, sobre todo para mujeres con discapacidad motriz o personas adultas mayores.
El reto, concluyeron ambos especialistas, es reconocer que el transporte conecta economías, derechos y vidas de las mujeres. En ciudades como Ciudad de México, Bogotá, Santiago o São Paulo ya se han implementado políticas públicas que integran la perspectiva de género en sus sistemas de movilidad.