Nuestros apellidos mayas también son resistencia

Quienes reniegan de nuestros apellidos desde el privilegio, lo hacen creyéndose superiores. Y quienes lo hacen desde nuestro mismo origen, lo hacen porque les enseñaron que resistir era huir.
Por Rosa Cruz Pech*
Mérida, Yucatán, 20 de abril de 2025.- En Yucatán, hay quienes dicen que jamás se casarían con alguien que tenga un apellido maya porque “suenan feos”. Pero si realmente fuera así, ¿por qué tantas inmobiliarias, hoteles de lujo y negocios dirigidos por personas blancas usan palabras en maya para nombrarse?
¿Por qué será? Quizá porque en el fondo saben la verdad que cargan nuestros apellidos.
Saben que detrás hay historias de burlas, apodos, humillaciones, discriminación. Saben que crecer con un apellido maya en esta tierra, irónicamente maya, es crecer sabiendo que lo tuyo no vale lo mismo. Lo que les incomoda no es el sonido del apellido, es el racismo que se carga detrás de ellos.
¿Sabrán que nuestros apellidos son herencia, pero también resistencia? ¿Sabrán que a muchos de nuestros abuelos y abuelas les obligaron a castellanizar sus nombres? Que si alguien se apellidaba “Ek” debía cambiarlo a “Estrella”. Que también les prohibieron hablar su lengua y les enseñaron a avergonzarse de lo propio.
¿Sabrán lo que duele abandonar la identidad de tu familia solo para sobrevivir? ¿Sabrán cuántas personas aún llevamos con orgullo nuestros apellidos en maya?
Quienes reniegan de nuestros apellidos desde el privilegio, lo hacen creyéndose superiores. Y quienes lo hacen desde nuestro mismo origen, lo hacen porque les enseñaron que resistir era huir.
Porque nos repitieron hasta el cansancio que había que “mejorar la raza”. Y claro, eso significa dejar atrás lo nuestro: lo maya, lo indígena.
No hay razas humanas que mejorar. Las razas no existen. Lo que sí existe, y persiste, es el racismo. Y el racismo es:
— Creer que lo maya es una “raza”, y que esa supuesta raza es inferior.
— Sentirse superior por no ser parte de lo maya.
— Pensar, hablar y actuar desde esas ideas que nos enseñaron.
Tener un apellido maya no es solo tener un nombre, es cargar con una historia viva, con una resistencia que no se ha rendido. Es decir: Aquí estamos. A pesar de todo, seguimos siendo.
*Historiadora y defensora de derechos humanos.