Hace diez años, impusieron una estatua al racismo

En el último día de gestión del alcalde panista César Bojórquez y a petición de grupos conservadores, se colocó la estatua a los Montejo, pero no se mostró como lo que fueron: racistas, esclavistas, torturadores y asesinos.
“El intercambio generacional es inevitable y, tarde o temprano, las personas que promueven esas figuras ya no van estar y, entonces sí, la historia que tanto veneran las juzgará como aquellos que se opusieron al progreso ético, las juzgará como a las personas que veneraron a los racistas”, declaró el académico Antonio Salgado Borge.
Por Herbeth Escalante
Mérida, Yucatán, 30 de junio de 2020.- Justo hace diez años, en el último día de la administración del alcalde panista César Bojórquez Zapata, se inauguró la controvertida estatua a los Montejo, a solicitud de grupos conservadores que consideraron importante rendirle homenaje a los “conquistadores” de Mérida.
Era el año 2010 y en todos los estados se celebraba el Bicentenario de la Independencia de México, pero en la capital yucateca se impuso que se levantara ese monumento, argumentando que dichos personajes “trajeron la fe, la religión y la sangre española”.
Hace una década de que el ayuntamiento de Mérida le cumplió su demanda a la agrupación de derecha Prohispen, para que, como señala la placa conmemorativa, se erigiera un monumento “a los ilustres antepasados de los meridanos”, en la avenida más importante de la ciudad.
En la actualidad, de acuerdo con académicos y activistas, esa estatua a los Montejo es un símbolo de racismo y perpetúa la discriminación hacía la población maya, por lo que debería ser retirada del espacio público.
“Con la ola antirracista a nivel mundial, muchos países se están confrontando con momentos muy incómodos de su historia: Reino Unido con su pasado colonial, Bélgica con su pasado esclavista, por ejemplo. Por eso creo que hace falta humildad y un sentido autocrítico en nuestra sociedad para realmente mostrar a los Montejo como lo que son, racistas, esclavistas, torturadores, asesinos”, declaró Antonio Salgado Borge, catedrático de la Universidad de Edimburgo.
Dijo que el hecho de que esos personajes sean fundacionales en nuestra sociedad y hayan sido muy importantes en nuestra historia, no les exime de ser sujetos de críticas.
“Hay como una obsesión o veneración a esas figuras que claramente tienen un peso histórico, pero no tendríamos que tener miedo a juzgarlas, pues al reconocerlas como lo que fueron, terminaremos entendiendo mucho mejor quiénes somos y las estructuras sociales que hay a nuestro alrededor”, indicó el académico.
En ese sentido, Salgado Borge criticó el papel nocivo de aquellos “cronistas” que desde hace 10 años veneran a dicha estatua, sin importarles su origen histórico ni cómo su simbolismo es un culto al racismo. Recalcó que a esos “yucate-fílicos” hay que encararlos con argumentos, para que entiendan que su mentalidad y actitud ya no proceden en la época actual.
“Las acciones que impulsan y el tipo de sociedad que quieren moldear no representan a la comunidad yucateca y ni siquiera representan a los jóvenes que pertenecen a su estrato socioeconómico; hay una desconexión muy marcada, no falta mucho, el intercambio generacional es inevitable y tarde o temprano las personas que las promueven ya no van estar y entonces sí, la historia que tanto veneran los juzgará como las personas que se opusieron al progreso ético, los juzgará como a las personas que veneraron a los racistas”, sostuvo.
Deberían estar en un museo
Para el profesor de Filosofía de la Universidad de Edimburgo, Antonio Salgado Borge, en las escuelas de Yucatán se debería estudiar a los Montejo y éstos tendrían que tener un espacio en los museos para aprender lo que significan en nuestra sociedad y lo que hicieron en el pasado.
Indicó que en vez de venerarlos en un espacio público, dichos personajes tienen que ser estudiados y contextualizados como lo que fueron, con todo lo que eso implica.
En ese sentido, puso el ejemplo de los alemanes, quienes reconocen a Hitler como parte de su historia y lo estudien mucho, precisamente para recordar lo que hizo y tener marcada en la frente ese agravio que cometieron hacia la humanidad.
“Lo estudian para que nunca vuelva a haber otro Hitler y por supuesto, no le tiene erigido ningún monumento”, explicó.
Recordó que en Alemania hay un museo al holocausto, para que la gente se eduque y aprenda sobre lo que eso significó, pero de ninguna manera le rinden culto. “Estudian tanto a Hitler, lo conocen tan bien, que es una figura aborrecida”, explicó.